Gen 4,1 Dijo Eva: He conseguido un hombre con la ayuda del señor
Regresamos al principio, al génesis donde la revelación nos dice que La fecundidad es una gracia de Dios que se manifiesta de manera visible en la procreación como resultado del amor entre un hombre y una mujer.
Esta última parte de la Teología del Cuerpo se apoya en la encíclica HUMANAE VITAE (1968), donde se habla sobre la posición de la Doctrina de la Iglesia ante la regulación de la natalidad
HV 11: Al exigir que los hombres observen las normas de la ley natural, interpretada por su constante doctrina, la Iglesia enseña que cualquier acto matrimonial debe quedar abierto a la transmisión de la vida. (TC 114) El acto conyugal une profundamente a los esposos y a la vez los hace aptos para la generación de nuevas vidas…lo que permite concretar dos significados (unitivo y procreativo).. que dan lugar al sacramento del matrimonio, y teniendo en cuenta la dimensión de este como un signo basado en el lenguaje del cuerpo que convierte a los conyugues en ministros del matrimonio, que está llamado a ser fecundo. La iglesia siempre ha tenido claro que la vida inicia en el momento de la concepción por lo que debe ser respetada y valorada como el mayor don que recibe la persona.
La consecuencia natural de las relaciones sexuales entre hombre y mujer es la procreación de los hijos que son los nuevos miembros de la sociedad, y que complementan a la familia que es la institución elemental y la base de la existencia humana.
El amor nacido solo de la concupiscencia es muy frágil y conduce por si solo a un falso amor. El amor auténtico no alcanza la madures más que cuando adquiere un valor moral; que es cuando se convierte en virtud, y cuando puede responder a las exigencias objetivas que demanda. La disposición a la procreación en el matrimonio permite al hombre y la mujer doblegar el egoísmo que puede estar disimulando la utilización del otro.
La Humanae Vitae nos dice que el acto conyugal privado de su verdad interior (capacidad de procrear), deja de ser un acto de amor. La maternidad y paternidad responsables deben estar unidas a la regulación de la natalidad honesta desde el punto de vista ético; que exige a los esposos adquirir y poseer solidas convicciones sobre los verdaderos valores de la vida y la familia que les permite tener dominio de sí mismos y enraizar el sentido de la responsabilidad
Por eso la castidad y contención son virtudes determinantes en la persona cristiana; ya que le permiten restaurar su capacidad de dominio y auto pertenencia; solo así las personas podrán orientar cristianamente sus impulsos de carácter sexual (concupiscencia); sin esta virtud el cuerpo no se encuentra subordinado al verdadero amor, que reconoce a la persona de manera integral como el bien máximo. El amor entre hombre y mujer debe ser maduro para poder vivir la continencia como virtud y no como un método utilitarista.
La castidad y la continencia están implícitas en el amor conyugal, no se trata solo de tener hijos o no tenerlos, sino de ejercer la madurez que demanda una vida sexual responsable que es capaz de realizar los sacrificios propios que conlleva una relación matrimonial, esta virtud es la que qué permite a ambos conyugues respetar la dignidad del otro, la propia y la de los hijos, sentirse amados y valiosos. Su fin es poder construir una familia sólida, basada en valores integrales y no solo en necesidades biológicas y deseos desordenados que corresponden a personas inmaduras y egoístas.
Ser padre o madre tiene un significado que va mucho más allá del ámbito biológico y que implican sobretodo todo lo que conlleva el ámbito de la persona. La educación en el amor implica una serie de actos en su mayoría interiores pero expresables de manera exterior. La paternidad espiritual está mucho más cerca de la maternidad espiritual que de la física. El parentesco espiritual crea frecuentemente lazos más fuertes que los de la sangre, el espíritu engendra personas y se abre a horizontes infinitos.
En el mundo de las personas la formación de las almas debe ser completada por una adecuada educación con todo el esfuerzo que esta implica ya que la afirmación de la persona es fruto del espíritu. La familia es la primer institución de educación donde la nueva persona forma su identidad y personalidad, por eso es de suma importancia que los niños estén rodeados de su familia (padres y hermanos), que son los que le aman y constituyen el medio social para su formación integral.
(TC 124) La función del amor que se derrama en los corazones (rom5,5) de los esposos como fundamental fuerza de su pacto conyugal, consiste en proteger tanto el valor de la verdadera comunión de los conyugues como el de la paternidad-maternidad responsables.
Cuando la persona no puede reconocer y agradecer el amor originario, el amor filial, tampoco podrá reconocer y agradecer de manera auténtica su conexión con el creador. Por eso es no solo conveniente, sino indispensable, sanar la relación primaria; la relación PATERNO - FILIAL, ya que esta es manifestación visible de la relación criatura-creador (soledad original), y si se encuentra dañada impedirá a la persona establecer relaciones fraternas y esponsales sanas y funcionales
LA EXPERIENCIA ORIGINAL, LA RELACION PATERNO – FILIAL(VINCULO PRIMARIO)
Y así volvemos al inicio, a la experiencia de la nueva criatura creada por Dios, en la cual los padres participan como cocreadores para procrear un nuevo ser que está llamado a experimentar el amor en su primera dimensión, el amor filial que acepta la vida como un don que se recibe y agradece, y nos llama a vivir la experiencia originaria de la soledad, donde se forma la primera identidad de la persona humana a través de la que se relaciona con el mundo real (personas y experiencias) que le toca vivir. Las imágenes paternas y maternas son para el recién concebido la primera imagen de Dios, por eso para sanar y poder amar auténticamente muchas veces hay que perdonar primero a los padres, y para perdonar a los padres hay que perdonar a Dios que los ha dado, solo así la persona se podrá reconciliar con Dios y consigo mismo, aceptar su humanidad y buscar a pesar de las limitaciones tener una vida de amor auténtico en la vida histórica que es transitoria y a veces difícil, pero a pesar de todo maravillosa cuando se conoce y se permanece unido al amor de Dios por encima del amor humano.
SOLTERIA: ESTADO DE VIDACIC 1658: Es preciso recordar, asimismo, a un gran número de personas que permanecen solteras a causa de las concretas condiciones en que deben vivir, a menudo sin haberlo querido ellas mismas. Estas personas se encuentran particularmente cercanas al corazón de Jesús, y por ello merecen el afecto y solicitud diligentes de la iglesia, particularmente de sus pastores….a todas ellas es preciso abrirles las puertas de los hogares, iglesia doméstica y las puertas de la gran familia que es la iglesia….
Deben estar ligadas a las comunidades de vida de la iglesia y participar con ellas y de ellas